
A los chicos de Rick Carlisle no solo no les tembló el pulso en el Game 2 ante los New York Knicks, sino que mostraron una impertinencia caracteristica de quien sabe lo bueno que es para doblegarles por 109-114 con un enorme Pascal Siakam de 39 puntos. Ahora , con 2-0 a favor de los de Indianapolis, las finales de la Conferencia Este viajan a territorio pacer, donde estos podrían dar el golpe de felicidad a los de la Gran Manzana.
De esta forma es. Pocas veces se ha visto en los playoffs de la NBA a un aparato al que le importa tan poco el ámbito. Tras obrar el milagro en el primer choque ante los Knicks, no hubo relajación ni muchísimo menos presión. Indiana jugó sencillamente como siempre hace, ya esté en el mes de noviembre en Charlotte o a un paso de las Finales en el Madison. Ayer de noche , ni en los peores instantes vividos en un primer tiempo en el que los Knicks rozaron la decena de puntos de virtud , dudaron lo mucho más mínimo de sus posibilidades. Confianza y talento, la fórmula de un aparato preparado para realizar historia.
Lo peor para los Knicks es que no se les puede echar nada en cara. Están dejándolo todo sobre el parqué. El deber y el esfuerzo de sus piezas es máximo, pero simplemente no les está alcanzando ante unos Pacers que por momentos parecen tocados por una varita.
Ayer por la noche , en un nuevo combate muy igualado, contaron con un genial Jalen Brunson de 36 puntos y 11 asistencias, así como con 20 puntos tanto de Karl-Anthony Towns como de Mikal Bridges. Juegan bien, ejecutan bien y son violentos , pero es que si contrincante no le anda a la zaga.